Adicciones comportamentales
Se llama así a una serie de trastornos que se ubican entre las adicciones y el trastorno obsesivo compulsivo, vinculados a actividades humanas diversas, a menudo placenteras, no relacionadas con la ingestión de sustancias químicas
En este tipo de problemática los individuos se ven compelidos a efectuar determinados tipos de actos, tales como jugar por dinero, hacer compras, permanecer frente a la computadora u otros dispositivos online (tablets, teléfonos móviles) todo el tiempo. Se parecen a una adicción en el sentido que, así como un verdadero adicto necesita las drogas, las personas que padecen una adicción comportamental no pueden dejar de repetir la conducta (jugar, comprar, chequear los mails, entrar a las redes sociales, etc.) una y otra vez. Si no lo hacen presentan niveles de ansiedad muy intensos que sólo se calman cuando se genera la conducta
Las características principales de las adicciones comportamentales
Autodestrucción
No pueden cesar a pesar de las consecuencias negativas para el sujeto en diversos ámbitos (repercusión familiar, social, laboral, económica y/o legal).
Tolerancia
Cada vez hace necesario más tiempo para obtener el efecto que se persigue. Dicha inversión temporal va provocando un empobrecimiento de la dedicación a otras áreas claves en la vida del sujeto
Abstinencia
Cuando se intenta abandonar el hábito, aparece un malestar intenso ante el que el sujeto claudica
El juego patológico es una de las adicciones comportamentales más antiguas. Pero las conductas incluidas en la nueva denominación no pueden deslindarse del impacto de la sociedad del hiperconsumo en diversos ámbitos de la vida, de la disponibilidad de nuevas tecnologías, de los cambios en los modos de socialización y de las profundas modificaciones en la construcción de la identidad de los sujetos que se han venido observando en los últimos años.
Las nuevas adicciones comportamentales
El juego patológico (o ludopatía) y sus variantes recientes (apuestas online, videojuegos).
Las relacionadas con nuevas tecnologías: uso de móvil e internet (a menudo, vinculados a la frecuentación de redes sociales virtuales, pero que puede ser también generalizada o focalizada en una/s poca/s temática/s).
Las relacionadas con el cuerpo y sus necesidades básicas: a la comida (desde los atracones a la obsesión por la comida saludable), al sexo (adicción a la pornografía o a las relaciones sexuales incesantes) o incluso al cuidado del cuerpo (ejercicio físico excesivo o mejoramiento corporal excesivo). Ortorexia y Vigorexia.
Y muchas otras: compras «compulsivas», dependencia al trabajo, dependencia emocional, etc.
No es infrecuente que aparezcan asociadas a otros problemas, bien de consumo de sustancias, bien de otra índole (afectivos, de personalidad, etc.).
De ahí la importancia de abordarlas, más allá de las intervenciones estrictamente conductuales que regulan el impacto del hábito en el día a día del sujeto, teniendo en cuenta la singularidad de dicha conducta en cada individuo.
Sigue siendo polémica la identificación de dichas conductas problemáticas como “trastornos” o como meros “síntomas” del malestar del sujeto en sus más variadas expresiones. No obstante, sí está clara la recomendación de animar a los sujetos que se vean atrapados en las mismas a pedir ayuda.
Es muy frecuente que toda esta sintomatología esté ligada al patrón de consumo por sustancias, y /o a la personalidad adictiva, por ello en VIU BÉ, hacemos un abordaje holístico y transversal para ofrecer la ayuda necesaria.